Al rememorar aquel acontecimiento, la presidenta del Senado de la República, María Elisabetta Casellati, lo calificó como uno de los más aberrantes registrado por la humanidad entre los crímenes de guerra.
Que este valioso recuerdo, escribió la segunda figura del Estado en una declaración, sea una advertencia para todos nosotros de no bajar nunca la guardia ante la protección de la dignidad humana como límite infranqueable incluso en situaciones de conflicto armado.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Diputados, Roberto Fico, expresó que aquellos mártires, junto con todas las otras víctimas civiles de la barbarie nazi-fascista, pertenecen a nuestra memoria colectiva, por lo cual “custodiar el recuerdo representa un deber civil y moral para cada uno de nosotros”.
El 24 de marzo de 1944 las tropas alemanas de ocupación fusilaron a 335 italianos en esta capital, en represalia por un ataque guerrillero realizado la víspera contra un batallón de policías nazis en el cual murieron 31 uniformados.
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