El paro reflejó el creciente enfado contra la privatización del sector público, los cuatro nuevos códigos laborales y la subida de los precios.
Los huelguistas instaron al ejecutivo a abandonar el arrendamiento de activos físicos como los ferrocarriles, los sistemas de transmisión de energía y las telecomunicaciones.
Exigieron además una ayuda financiera mensual para las familias que no pagan impuestos, ampliar el programa de garantía de empleo en las zonas urbanas y rurales, y proporcionar seguridad social a los trabajadores del sector informal.
Pidieron asimismo al gobierno un seguro para los trabajadores de primera línea que sirven a la población en medio de la pandemia y aumentar la inversión pública en agricultura, educación, salud y otros servicios públicos cruciales, así como incrementar la pensión mínima de los trabajadores y otras demandas.
La Central de Sindicatos de la India (CITU) felicitó a los trabajadores por su masiva participación en las manifestaciones, señaló la CITU en una declaratoria a la cual tuvo acceso Prensa Latina.
La jornada repercutió en muchos estados indios, especialmente Kerala y Tripura, y también en Tamil Nadu, Haryana, Bengala Occidental, Telangana, Karnataka y Assam.
El transporte público y privado se detuvo y miles de personas participaron en los bloqueos de carreteras y ferrocarriles en numerosos lugares.
Las fábricas, tiendas, oficinas y establecimientos comerciales presentaron un aspecto desértico, mientras en todos los grandes centros industriales del país la huelga fue masiva.
El Partido Comunista de la India (marxista) saludó a la clase obrera por la huelga general de 48 horas, con la participación de los servicios bancarios y de seguros y numerosos trabajadores del transporte, electricidad, empleados estatales y organizaciones agrarias como la coalición de sindicatos agrícolas Samyukta Kisan Morcha.
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