Esta y otras medidas fueron prometidas ya por los obispos en noviembre, atendiendo a las recomendaciones del informe de la Comisión Independiente sobre Abusos Sexuales en la Iglesia (Ciase) presidida por Jean-Marc Sauvé, publicado un mes antes.
Cada grupo estará dirigido por un seglar, y contará con un año para abordar cuestiones como son las “buenas prácticas frente a los casos denunciados”, el “acompañamiento de los sacerdotes acusados” y de religiosos y obispos en sus funciones, “vocaciones y formación de futuros sacerdotes”, así como la “vigilancia y control” de grupos que llevan una vida común.
Los últimos dos grupos se centrarán en el “análisis de las causas de la violencia sexual en la Iglesia” y la “manera de vincular a los fieles laicos en las tareas de la Conferencia Episcopal”.
La CEF también nombró como coordinador de estos equipos a Hervé Balladur, consultor independiente que “conoce bien el funcionamiento de la Iglesia”, debido a su participación en diferentes estructuras de la diócesis de Créteil, y que realizará “el seguimiento de las recomendaciones del Ciase y los trabajos de los grupos”, señaló el comunicado.
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