En una entrevista transmitida por la radioemisora local Kossuth, Orban sostuvo que reemplazar el gas ruso barato con gas estadounidense caro no tendrá éxito y calificó tales propuestas como absurdas y desastrosas para la economía nacional.
De acuerdo con el jefe de Gobierno, no se puede contar con transportar volúmenes suficientes de GNL a través del océano Atlántico, por lo que no hay alternativa a corto plazo al suministro de gas desde Rusia a Europa, en particular a Hungría.
Recordó que hay países que, por su ubicación geográfica y peculiaridades de desarrollo económico, no pueden precindir de la importación del crudo y gas de la nación euroasiática por no tener acceso al mar y terminales GNL.
No se trata de ponerse un suéter por la noche y reducir la calefacción o pagar unos forints (moneda nacional húngara) más por el gas, sino del hecho de que si no hay fuentes de energía de Rusia, no habrá energía en Hungría, afirmó el mandatario.
A principios de marzo, el primer ministro húngaro declaró que su país no seguiría el ejemplo de Estados Unidos y se negó a unirse a la prohibición del comercio de energía con el gigante euroasiático.
Orban señaló que el 85 por ciento del gas consumido en el país es ruso, mientras en igual por ciento de hogares se utiliza gas y el combustible nacional producidos a partir del petróleo, 64 por ciento del cual también proviene de Rusia.
Recientemente, el presidente ruso, Vladímir Putin, en respuesta a la política hostil de Occidente, ordenó transferir los pagos en rublos por el suministro de gas a países «inamistosos».
El estadista afirmó entonces que Rusia se negaría a aceptar el pago de tales contratos a partir de esta jornada en monedas comprometidas, incluidos dólares y euros.
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