En esta consulta popular se evidencia la voluntad del gobierno cubano para hacer participe a la comunidad en el exterior y escuchar sus criterios a fin de influir con sus voces en las decisiones dentro de la nación, expresó a Prensa Latina Alejandro Fuentes, consejero de la misión diplomática de Cuba en esta capital.
Una contribución notable de este Código es el respeto a los niños, la educación de las nuevas generaciones en valorar a los menores de edad en la familia, destacó.
Fuentes añadió que la norma preserva los derechos de los menores, que en realidad no son objetos a los cuales debes darles una manutención y alimentación, sino que son seres humanos que van creciendo en lo físico, emocional e intelectual, y eso finalmente tiene un impacto positivo en el reforzamiento de valores humanitarios en la sociedad.
Calificó como un «aporte sustantivo» el tratamiento a la adopción que actualiza este fenómeno, según estándares incorporados como premisas básicas de las sociedades modernas.
También facilita que se agilicen los trámites de adopción por parejas que están interesadas en brindar protección, educación y constituir una familia con niños que se encuentran desprovistos de la atención requerida por sus padres biológicos, por una razón u otra, remarcó el funcionario.
El Código tiene un alto componente humanitario porque trata de no dejar desprotegido a nadie sin importar su sexo u orientación sexual, aseguró a Prensa Latina Yuniet Escobar, cubana residente en esta capital.
Un tema bien abordado es el énfasis en prevenir la violencia e identificar todo lo relacionado con esta, lo cual sin dudas es un elemento clave para respaldar legalmente a las personas vulnerables dentro de la familia, alegó Escobar.
Es un reconocimiento también al papel de los abuelos, remarcó la cubana, y agregó que se extiende ese reconocimiento a otras personas que mantienen relaciones de afecto, y no de vínculos de sangre, sobre la crianza y educación de los niños.
Esas y otras ideas fueron expresadas en el debate que contó con la presencia del embajador cubano aquí, Alberto González, y concluyeron en que la nueva normativa de la isla, reprenta una forma de proteger los lazos afectivos de quienes asumen el cuidado y protección de las familias, sin ser padres o madres biológicos.
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