Las nuevas regulaciones prohíben comprar, importar o transferir esa fuente energética y otros combustibles fósiles sólidos a la UE si se originan en el gigante eslavo o se exportan desde ese país.
El monto anual de dichas operaciones ronda los 800 mil millones de euros, según cálculos del mecanismo comunitario.
Las nuevas sanciones incluyen también el cierre de los puertos comunitarios para los buques de bandera rusa, y de las carreteras de la UE para los transportistas de esa nación, con exenciones para algunos renglones como productos agroalimentarios, médicos, farmacéuticos, la energía o cargamentos humanitarios.
También se imponen prohibiciones que afectan el sector informático, así como la importación de madera, cemento, fertilizantes, mariscos y licores, por un monto de cinco mil 500 millones de euros.
Además las normativas prohíbe la participación de empresas rusas en la contratación pública dentro de los Estados miembros de la UE, así como el apoyo financiero a organismos públicos del gigante eslavo.
Amplían la prohibición sobre los depósitos en monederos criptográficos y la venta de billetes y valores mobiliarios en cualquier moneda oficial de los Estados de la UE a Rusia y Belarús, o a cualquier persona física o jurídica, entidad u organismo de esos países.
La justificación esgrimida por la UE esta vez es la supuesta masacre cometida por tropas rusas en la ciudad ucraniana de Bucha, situada cerca de la capital Kiev, acusación que Moscú negó y denunció como un nuevo complot para satanizarla ante la comunidad internacional.
Rusia inició el pasado 24 de febrero una operación militar en Ucrania, luego que las autoridades de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk le solicitaran ayuda para repeler el aumento de la agresión y los intensos bombardeos por parte de Kiev.
Antes, Moscú reconoció la independencia y soberanía de ambos territorios y firmó tratados de amistad, cooperación y asistencia mutua con sus líderes, los cuales incluyeron el establecimiento de relaciones diplomáticas y la ayuda militar.
En su discurso para informar sobre el inicio de la operación, el presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que el objetivo es proteger a la población de Donbass de los abusos y el genocidio de Kiev durante los últimos ocho años, además de “desmilitarizar” y “desnazificar” Ucrania.
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