Las partes enfrentadas comenzaron ayer aquí una nueva ronda de diálogo de una semana bajo los auspicios de Naciones Unidas para debatir los cambios constitucionales necesarios para impulsar así las elecciones nacionales, suspendidas el 24 de diciembre último.
Representantes del parlamento con sede en la oriental ciudad de Tobruk, y del Alto Consejo de Estado, un órgano asesor de la capital Trípoli, ubicada en el oeste de Libia, participan en el encuentro.
La tensión en el vecino país escaló desde el 10 de febrero último, cuando el legislativo nombró a Fathi Bashagha como primer ministro interino en sustitución de Abdel Hamid Dbeibeh, quien rechazó entregar el cargo antes de los comicios.
Al justificar su decisión, el hemiciclo afirmó que el mandato de Dbeibeh expiró el 24 el diciembre último, fecha escogida en un principio para celebrar las elecciones presidenciales, pero luego retrasadas indefinidamente por varios problemas.
Por su parte, el gobierno de unidad encabezado por Dbeibeh rechazó esa postura y anunció una hoja de ruta para celebrar las justas en junio venidero.
Desde entonces aumentaron las divisiones y el activismo de las las milicias, lo cual generó temores de nuevos enfrentamientos en Libia tras un año de relativa calma.
Esta nación vive una espiral de violencia desde el derrocamiento de Muamar al Gadafi en 2011, luego de una guerra apoyada por miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, entre ellos, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido.
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