«Acá estamos muy fuertes y saludables», comentó Arrué, quien intenta por segundo año al hilo coronar el llamado «techo del mundo», con ocho mil 848 metros sobre el nivel del mar, ubicado en la cordillera del Himalaya, en la frontera entre China y Nepal.
Los medios salvadoreños realizan un monitoreo diario de la gesta de Arrué, quien cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Deportes de El Salvador para convertirse en la primera persona de su país que alcanza la cumbre del Everest.
Por lo pronto, la salvadoreña ya realizó un entrenamiento en la cascada helada de Khumbu y en la cumbre de Lobuche, dos simulacros de escalada por encima de los seis mil metros sobre el nivel del mar, para aclimatar el cuerpo a la llamada «zona de la muerte».
Un acompañante del grupo de Arrué tuvo que abandonar la expedición tras sufrir un edema cerebral, en tanto el escalador griego Antonios Sykaris, de 59 años, falleció un día después de coronar el cercano Dhaulagiri, la séptima montaña más alta del mundo.
Las autoridades de Nepal concedieron permisos de escalada a 530 personas esta temporada, 204 de las cuales para subir al Everest.
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