Se calcula que la sustancia persiste en más de 700 mil edificios públicos y comerciales de Estados Unidos, lo que deja a millones de personas potencialmente vulnerables, sobre todo a los trabajadores de mantenimiento, los equipos de construcción y los bomberos.
«Sigue siendo un problema muy real», afirmó el profesor de salud ambiental y ocupacional de la Universidad de Drexel, Arthur Frank, quien estudia la exposición al amianto.
Esta sustancia está formada por seis tipos de minerales de fibras muy pequeñas e históricamente se ha utilizado en el cemento y en los tejados, aunque su uso ha disminuido desde la década de 1970, después de que se conocieran más ampliamente sus peligros para la salud.
La exposición a este material tóxico puede causar enfermedades como la asbestosis, que es una cicatriz en el pulmón por la inhalación de grandes cantidades de fibras.
También aumenta el riesgo de desarrollar tumores en el pulmón y mesotelioma, un cáncer de la membrana que recubre la cavidad torácica, así como de las membranas que rodean otros órganos.
De acuerdo con expertos de salud, se calcula que la exposición al amianto mata a 40 mil estadounidenses cada año.
A principios de este mes, la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés) propuso la prohibición de seis usos actuales de un tipo de amianto llamado “crisotilo”, para eliminar su uso en la elaboración de juntas de láminas, bloques de freno de campos petrolíferos, forros de automóviles, así como otros productos.
A pesar de la prohibición de estos usos, el amianto aún persiste en muchas estructuras, incluidas viviendas y escuelas.
El portavoz de la EPA, Tim Carroll, afirmó que alrededor del 20 por ciento de los edificios públicos o comerciales -aproximadamente 733 mil estructuras-, contienen esa sustancia potencialmente peligrosa.
Muchos defensores dijeron que están satisfechos de que la EPA se ocupe del tema, pero han expresado su preocupación por el hecho de que la administración no haya ido lo suficientemente lejos para estudiar las consecuencias del uso de esos materiales tóxicos.
Tenemos una EPA que está haciendo algo, pero me gustaría que se ocupara también de la cuestión del amianto heredado y que, al menos, educara a las personas para que sepan que hay mucho amianto disperso en el país, dijo Frank. Se espera que la agencia analice los usos heredados en el futuro, pero podrían pasar años antes de que se evalúen los riesgos potenciales, y mucho menos para que se tomen decisiones al respecto.
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