El fenómeno natural arrasó con la ciudad y prácticamente no dejó nada en pie, a juicio del historiador local Clemente Guido, aunque el reloj del campanario del costado sur de esa institución religiosa marca de manera definitiva las 12:35 de aquella fatídica madrugada.
Conocida también como la Catedral Metropolitana de Santiago Apóstol, la obra destaca por su estilo neoclásico, y su imponente estructura, herida por las grietas y la desaparición de algunos ventanales, resulta similar a la Iglesia de Saint-Sulpice de París, en Francia.
Dicho sismo, de 6.2 de magnitud en la escala de Richter, “dejó a la ciudad de rodillas, pero no derrotada”. Lamentablemente, refirió Guido a Orbe, la ambición del entonces dictador Anastasio Somoza Debayle interrumpió la reconstrucción de su casco patrimonial, edificios, espacios emblemáticos e identidad.
Somoza decretó el estado de sitio en las 500 manzanas de tierra, las cercó con alambre de púa y confiscó todas las propiedades bajo el argumento de una supuesta recuperación ordenada. Solo trajo el abandono en tiempos de su mandato (el segundo, 1974-1979), refirió el también director de Cultura y Patrimonio Histórico de la Alcaldía de Managua.
Ese último año marcó el triunfo de la Revolución Sandinista y los nuevos representantes de la voluntad popular en el poder intentaron, “con mucha esperanza”, la renovación de la capital, pero debieron enfrentar la guerra contrarrevolucionaria de la década de 1980, financiada por Estados Unidos.
Desde hace tres lustros, fecha del regreso al poder del presidente Daniel Ortega, comenzó el verdadero rescate de la capital, según el experto, y “la llamo ahora la ciudad luz porque antes vivía en las sombras”, destacó.
(Tomado de Orbe)