Por medio de un comunicado divulgado aquí, el portavoz del Secretario Ejecutivo de la IGAD (siglas en inglés), Nuur Mohamud Sheekh, declaró que la organización “rechaza enérgicamente el atentado (…) que ocurrió cuando los parlamentarios se reunían para discutir asuntos importantes”.
Deseamos una pronta recuperación para los heridos y nos solidarizamos con el gobierno y el pueblo de la nación en su lucha contra quienes socavan la paz, agrega el texto.
El lunes, al menos siete personas sufrieron heridas en la agresión contra la sede del Parlamento somalí, que celebraba su segunda sesión tras el juramento de nuevos legisladores el pasado 14 de abril, que supuso un paso adelante dentro de la aguda crisis política nacional.
Según apuntan reportes, las dos cámaras parlamentarias discutían procedimientos relativos a la definición de sus presidentes y vicepresidentes, y entre los heridos figuran los guardaespaldas de Abdirahman Abdishakur, líder del partido político opositor Wadajir y aspirante a la presidencia.
La organización yihadista Al Shabab reivindicó la acometida y la Organización de Naciones Unidas en Mogadiscio la condenó con una declaración en la que reafirmó su apoyo al pueblo somalí “en sus esfuerzos por completar el proceso electoral y sus progresos en las prioridades nacionales”.
El pasado 14 de abril concluyó la renovación de la Cámara Baja de Somalia, un paso demorado por diferentes razones e imprescindible para celebrar las elecciones presidenciales en una nación sumida en la inestabilidad, cuando menos, hace ya tres décadas.
Etiopía, Djibouti (sede del organismo), Kenya, Somalia, Sudán, Sudán del Sur y Uganda integran el bloque. Eritrea, suspendida dos veces y readmitida en 2018, continúa sin regularizar su membresía.
Sucesora de la Autoridad Intergubernamental para la Sequía y el Desarrollo, la IGAD fue establecida en el año 1996 para tratar los problemas del denominado Cuerno de África, incluidos los conflictos y la estabilidad política.
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