Autor de El origen de las especies (1859), el médico, biólogo, naturalista, pasaría a la historia como el científico que acreditó la selección natural como base de la evolución de las especies.
Planteó la evolución a partir de un antepasado común que no sería un ser divino fruto de la creatividad, fe o religión, sino mediante un proceso del todo iconoclasta llamado selección natural.
Sería Darwin el autor de frases como «Sin duda no hay progreso» y «No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente… Es aquel que es más adaptable al cambio».
Y también el redactor de otras obras como El viaje del Beagle y La expresión de las emociones en el hombre y en los animales.
Para esta última había concebido un cuestionario de 17 preguntas entre las cuales se incluían: ¿Se expresa asombro abriendo mucho los ojos y la boca y levantando las cejas? ¿La vergüenza provoca un rubor y, especialmente, a qué altura del cuerpo se extiende el rubor? Cuando un hombre está indignado o desafiante, ¿frunce el ceño, mantiene erguido el cuerpo y la cabeza, cuadra los hombros y aprieta los puños?
Sin dudas, fue uno de los grandes científicos fascinados por la naturaleza y por el ser humano. Para saber cómo eran las reacciones envió a amigos, familiares y, más importante, a naturalistas, misioneros, comerciantes y viajeros en lugares remotos dichas interrogantes.
Le interesaban los pueblos que hubieran tenido poca comunicación con los colonos europeos, pues el objetivo era calibrar hasta qué punto las expresiones emocionales eran culturales y convencionales, o instintivas y universales.
En su empeño, obtuvo respuestas desde Australia, Nueva Zelanda, Borneo, Malasia, China, Calcuta, Ceilán, África meridional y occidental, América del Norte y América del Sur.
Incomprendido como muchos grandes de la historia, Darwin fue tildado de loco en disímiles ocasiones por afirmar que los sentimientos internos de los seres humanos y los animales se manifestaban externamente de manera afín.
Consideraba que las expresiones debían haberse desarrollado a través de mecanismos evolutivos comunes como prueba de la ascendencia animal del hombre.
Los hallazgos de Darwin no solo son históricamente interesantes, en realidad siguen guiando nuestro pensamiento sobre cómo desarrollamos medidas para estudiar enfermedades, dijo al portal de noticias BBC, el profesor de neurología en la Universidad de Brown, Estados Unidos, Peter Snyder.
«Todavía estamos usando lo que descubrió Darwin. Era realmente un genio y tuvo influencia en todo tipo de campos, pero una de las áreas en las que no es muy conocido por influir es la psicología humana», añadió.
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