El 19 de julio de ese año, policías y colonos fusilaron a más de 200 miembros de los pueblos qom y moqoit, que protestaban por mejores condiciones de vida y el fin de los abusos cometidos contra ellos en los campos donde los obligaban a trabajar en condiciones de esclavitud.
Entre las víctimas se encontraban niños y ancianos, mutilados y enterrados en fosas comunes.
Tras esos sucesos, continuó la persecución y represión de los sobrevivientes.
Casi un siglo después, tendrá lugar el primer juicio realizado en esta nación sobre crímenes de lesa humanidad contra comunidades indígenas.
Según un comunicado oficial, será un proceso por la verdad que no tendrá imputados, pues los responsables fallecieron.
Durante las audiencias declararán sobrevivientes y descendientes de las víctimas y serán presentados los resultados de una investigación de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
El 10 de mayo el tribunal sesionará en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, en la ciudad de Buenos Aires, donde intervendrán participantes en las indagaciones.
La masacre fue ocultada por el Estado durante casi 100 años, pero esfuerzos realizados por las comunidades y familiares de los asesinados permitieron su reconocimiento en 2019 como delito de lesa humanidad y el inicio de un profundo proceso de investigación.
Un grupo de expertos analizó documentos oficiales, bibliografía y testimonios que permitieron reconstruir lo sucedido y denunciar la negación y encubrimiento de los hechos por las autoridades.
En julio de 2021, el lugar de los crímenes fue declarado como Sitio Histórico Memorial Napalpí.
mgt/gas