Las llamas, localizadas a unos 22 kilómetros al noreste del condado de Flagstaff, comenzó a arder el domingo por la tarde y creció hasta alcanzar unas 40 hectáreas el martes por la mañana.
A primera hora del miércoles, se había extendido por más de dos mil 400 hectáreas y avanzaba rápidamente hacia el noreste, lejos de la ciudad y a través de una zona escasamente poblada.
Aunque no hubo informes inmediatos de heridos o víctimas, en la noche del martes las autoridades recibieron una llamada sobre un hombre atrapado en su casa en llamas. Los medios de prensa locales desconocen si la persona sobrevivió.
Según los meteorólogos, las condiciones sobre la región seguirían siendo poco óptimas el miércoles, con ráfagas de viento de hasta unos 50 kilómetros por hora.
El Servicio Meteorológico Nacional en Flagstaff advirtió que la combinación de las rachas de vientos y la baja humedad podría alimentar las llamas y hacerlas crecer en tamaño e intensidad.
El siniestro se mantiene descontrolado pese a que 200 bomberos y personal de rescate se encuentran desplegados en la zona, dijeron los funcionarios del Bosque Nacional de Coconino.
De acuerdo con el presidente de la junta de supervisores de Flagstaff, Patrice Horstman, 766 hogares y más de mil animales han sido evacuados hasta el momento.
Docenas de estructuras fueron destruidas y cientos de otras están amenazadas, agregó el Sheriff del condado, Jim Driscoll.
La rápida progresión del fuego hizo que las tareas de evacuación fueran muy difíciles, añadió. El personal de múltiples agencias pasó trabajo para conseguir que algunas personas abandonaran sus hogares, pese a que la salida de la zona es obligatoria.
Los guardabosques del distrito del Bosque Nacional de Coconino afirmaron que las causas del siniestro son desconocidas, pero que ya un equipo está investigando lo ocurrido.
De acuerdo con expertos en temas medioambientales, los incendios forestales en Estados Unidos están aumentando en tamaño e intensidad. Investigaciones recientes sugieren que el calor y el clima seco sociados al calentamiento global provocado por el hombre son las principales causas de estas llamaradas, que cada vez son más grandes y fuertes.
Flagstaff, una ciudad universitaria de unos 76 mil habitantes, se encuentra a unos 150 kilómetros al norte de Phoenix, la capital del estado, y a unos 80 kilómetros al sur del Gran Cañón.
Los aviones de extinción de incendios fueron suspendidos debido a los «vientos prácticamente sin precedentes que estábamos experimentando», dijo a la prensa el oficial de gestión de Siniestros del Distrito de Guardabosques de Flagstaff.
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