Para el ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, Mario Búcaro, la cita de dos días que reunió a delegaciones de una veintena de naciones permitió consolidar la conciencia de responsabilidad compartida junto a instituciones y organismos internacionales que permita a los gobiernos salvar vidas.
Mientras para la vicepresidenta y canciller colombiana, Marta Lucía Ramírez, el incremento de la migración en la región obliga a los Estados a pasar de los discursos a las acciones con una visión integradora de desarrollo y de progreso para reducir la migración que hoy preocupa a Washington y al resto de los países de la región.
Durante el 2021, por el tapón del Darién, una selva fronteriza con Colombia, transitaron más de 133 mil migrantes de 35 diferentes nacionalidades. Solo entre enero y marzo de este año esa ruta la utilizaron 13 mil 425 personas, más del doble de las cinco mil 622 de las que lo hicieron en similar período del año pasado en rumbo al ”sueño americano”.
La cifra podría incrementarse, según expertos, cuando Estados Unidos levante el 23 de mayo el llamado Título 42 una herramienta implementada durante la pandemia que permitía expulsiones masivas en la frontera. Esa situación podría incentivar nuevos flujos migratorios hacia ese país, apuntan estudios preliminares.
Sin embargo, otras autoridades estimaron que la falta de una política migratoria clara de Estados Unidos y sus contradicciones políticas sobre el fenómeno han provocado la agudización de la crisis en Centroamérica.
Según indicó a la prensa el director del Instituto Salvadoreño del Migrante (Insami), César Ríos, para abordar el fenómeno migratorio y sus causas, no sólo se debe mirar o responsabilizar a los países de origen sino también a de destino, como Estados Unidos y que Biden cumpla lo prometido en campaña: capacidad para enfrentar el problema de manera humanitaria.
El analista Julio Yao, exasesor en política exterior del desaparecido general Omar Torrijos, atribuyó parte importante del problema a la dependencia latinoamericana de Washington.
El académico y diplomático señaló en reciente artículo que la razón más importante del fenómeno migratorio es la dependencia de esos centros de poder que deciden nuestra condición.
Los orígenes de la migración, la estabilización de las comunidades receptoras de migrantes y la corresponsabilidad en la atención al fenómeno entre los países de origen, tránsito y destino, fueron los ejes centrales abordados en cita panameña, a la que asistió el secretario norteamericano de Estado, Antony Blinken y el titular de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas.
El encuentro, en el que participaron delegaciones de una veintena de países, entre ellos por primera vez Estados Unidos, cuyo gobierno aplica políticas discriminatorias en la materia, según expertos, acordó establecer mesas de trabajo.
Todo indicó hacia un escenario en el que enfatizarán en homologar las políticas continentales, así como la promoción de la cooperación entre los Estados, los organismos intergubernamentales y los bancos de desarrollo y fondos de ayuda internacionales para atender de manera ordenada, segura y humanitaria los altos flujos migratorios y las causas que los fomentan.
La canciller anfitriona, Erika Mouynes, anunció que el siguiente paso en la estrategia, Mouynes será el 3 de mayo venidero, al convocar otra reunión de delegados de Centroamérica y el Caribe para evaluar los impactos económicos del contexto geopolítico que también inciden en la migración.
Adelantó además que a la cita se espera asista el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, bloque con el que se refuerzan relaciones de colaboración y alianza.
La reunión regional sobre migración en Panamá fue más de lo mismo o como reconociera el propio Blinken devino antesala a la IX Cumbre de las Américas a celebrarse en junio en Los Ángeles, California, y que tendrá entre sus platos fuertes una Declaración de los jefes de Estado sobre Migración y Protección, para la cual encontraron el consenso esperado.
La breve estadía de Blinken y Mayorkas fue rechazada por movimientos populares como el Frente Nacional en Defensa de los Derechos Económicos y Sociales, que en diversas manifestaciones denunciaron las políticas injerencistas que trajeron quienes consideraron como emisarios de la guerra.
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