A propósito, el PLD elaboró una propuesta para revisar la Estrategia de Seguridad Nacional que presentará al gabinete del primer ministro, Fumio Kishida, la próxima semana, reseñó la prensa local.
Además de destinar el dos por ciento del producto interno bruto japonés para asuntos militares durante el lustro venidero, el proyecto del partido gobernante contemplaría que Japón tenga la capacidad de desactivar los misiles de un hipotético país enemigo, así como sus sistemas de mando y control, lo cual implicaría atacar una base extranjera.
Esta idea ya ha sido planteada con anterioridad por la fuerza política, pero siempre genera polémica dentro de las distintas instancias gubernamentales porque, a juicio de expertos, podría deslindarse de los principios constitucionales nipones que renuncian a la guerra y se restringen a una postura estrictamente defensiva.
El presupuesto de defensa de Japón creció cada año desde 2012 hasta llegar a los 5,4 billones de yenes (42 mil millones de dólares) en el actual periodo fiscal.
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