En un comunicado divulgado por el diario Página 12 y otros de alcance nacional, la CGT aseveró que “la legitimidad de cualquier protesta se pierde cuando el odio prevalece sobre el reclamo”.
El sábado, un grupo de productores llegó a la Plaza de Mayo en una manifestación en contra de un proyecto impulsado por el Gobierno de Alberto Fernández y conocido como el impuesto sobre la renta inesperada.
Dicha iniciativa, aún en proceso de elaboración, plantea la exigencia del pago de una cuota adicional a quienes obtuvieron un diferencial de ganancias superior a mil millones de pesos (nueve millones de dólares) durante 2021.
En declaraciones recientes, la portavoz de la Casa Rosada, Gabriela Cerruti, precisó que dicho impuesto no afectará a los productores rurales y denunció que la protesta tiene fines políticos y cuenta con el respaldo del opositor Juntos por el Cambio.
Durante la demostración, los participantes colocaron en la Pirámide de Mayo muñecos, de color negro y ahorcados con sogas, cuyos rostros eran fotos del presidente, la vicemandataria Cristina Fernández y la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, entre otros líderes.
La CGT rechazó ese acto y consideró “inexcusable que dirigentes de la oposición respalden cualquier consigna y consientan agravios personales de toda índole a figuras políticas de otros espacios en la mezquina búsqueda de votos”.
Repudiamos la actitud complaciente de referentes políticos con responsabilidad de gestión y de representación con las violentas expresiones de odio exteriorizadas durante la marcha, añade el comunicado.
El debate político no puede teñirse de odios irreconciliables y mucho menos personales: es deber encontrar los límites y no sobrepasarlos, añade.
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