“A pesar de que está en marcha una operación militar, todavía esperamos poder llegar a acuerdos también por la vía diplomática. Estamos negociando, no nos vamos a dar por vencidos”, manifestó Putin en su encuentro con Guterres en el Kremlin.
Tras el intercambio, el jefe de Estado declaró a la prensa que la situación en la acería Azovstal, en la ciudad de Mariúpol, es complicada a primera vista, pero es sencilla: “si hay civiles en las instalaciones, los militares de Ucrania deben dejarles salir”, afirmó.
Explicó que la planta metalúrgica está aislada totalmente y ordenó suspender los combates en el lugar.
“Hemos oído de las autoridades ucranianas que hay civiles allí, entonces los militares ucranianos deben dejarles salir o estarían actuando como terroristas en muchos países, como el Estados Islámico en Siria cubriéndose con civiles”, señaló.
En otra parte de su intervención, Putin reiteró que el Ejército ruso no tiene nada que ver con los hechos ocurridos en la ciudad ucraniana de Bucha y aseguró que Moscú sabe quién y cómo se llevó a cabo esa provocación.
Asimismo, estimó que las conversaciones entre los negociadores rusos y ucranianos celebradas el 29 de marzo en la ciudad turca de Estambul pudieron lograr un avance bastante serio.
“Pero, desafortunadamente, después de llegar a estos acuerdos y después de nuestras, en mi opinión, demostradas intenciones de crear condiciones favorables para la continuación de las negociaciones, nos enfrentamos a una provocación en el poblado de Bucha, con la que el Ejército ruso no tiene nada que ver”, expresó.
Recordó que la posición de Kiev sobre un nuevo acuerdo cambió de forma drástica después de esos acontecimientos.
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