Según explicó el ministro para el Brexit, Jacob Rees-Mogg, en un comunicado, sería erróneo imponer nuevas cargas burocráticas y arriesgarse a provocar retrasos en los puertos de entrada, que redundarían en un incremento de los precios y un agravamiento de la crisis del costo de la vida.
El Tratado de Retirada firmado por Reino Unido y la UE en 2019, pero que comenzó a aplicarse a partir de 2021, incluye la obligación de chequear todas las mercancías que se trasiegan de un lado a otro del canal de La Mancha para verificar que cumplan con las regulaciones establecidas por cada parte.
En el caso de Londres, el nuevo aplazamiento implica que por ahora no se aplicarán controles a las importaciones de carnes congeladas ni a los productos animales o vegetales procedentes del continente europeo, aunque se mantendrán las medidas para las importaciones de más riesgo fitosanitario.
De acuerdo con Rees-Mogg, la decisión permitirá a las compañías británicas ahorrar hasta mil millones de libras esterlinas (casi mil 300 millones de dólares), pero el sector empresarial se quejó este jueves de haber invertido mucho dinero en prepararse para enfrentar los controles.
El aplazamiento de los chequeos tiene carácter unilateral, pues la UE seguirá exigiendo que todas las mercancías procedentes del Reino Unido cumplan con las regulaciones establecidas.
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