De acuerdo con las declaraciones del presidente de Rumania, Klaus Iohannis, la iniciativa pretende reforzar las capacidades de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en materia de defensa, según recogió el portal Stiri pe surse.
Al respecto, el portavoz presidencial de Rusia, Dmitri Peskov, manifestó que el envío de fuerzas hacia Europa del Este por parte de la alianza atlántica solo aumenta las tensiones en la región.
La sesión plenaria del Parlamento tomó nota de la carta de Iohannis, en la que se informa a los senadores y diputados del visto bueno al despliegue del batallón Stryker y de un grupo de cazabombarderos F-35, explica el documento.
El informe destaca que la escalada de las tensiones y el “incremento masivo de la presencia militar rusa cerca de Ucrania y en la región del mar Negro”, repercuten en la seguridad y estabilidad internacional, razón por la cual Rumania decidió tomar medidas para elevar su capacidad de defensa.
Washington y sus aliados siguen redoblando sus esfuerzos, enviando armamento a Ucrania, incluso cuando Rusia deja claro que intentará destruirlos en cuanto crucen la frontera, explicó el profesor de la Universidad de Chicago John Mearsheimer.
“No hay evidencia de que Moscú quiera convertir a Ucrania en parte de su territorio”, indicó Mearsheimer.
Estados Unidos ya está “lo más cerca posible” de involucrarse directamente en el conflicto, lo que podría tener consecuencias devastadoras, alertó el especialista.
Para Mearsheimer, este conflicto es muy peligroso, debido a que el uso de armas nucleares es una posibilidad creciente.
Sin embargo, Rumania considera acoger en su territorio una parte de las fuerzas norteamericanas, que se instalarían en las guarniciones de Buzau, Smurdan y Constanza, y en la 57 Base Aérea de Mihail Kogalniceanu, de acuerdo con la información conocida esta jornada.
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