Según informó el vocero del máximo representante de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric, Guterres tuvo un encuentro este miércoles con el presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, antes de concluir su visita en esa nación africana.
El titular de la ONU llamó la atención sobre el elevado número de nigerianos afectados por la actividad terrorista en zonas como Borno y se refirió a la necesidad de seguir luchando contra ese flagelo.
Al respecto, convocó a la comunidad internacional a brindar más apoyo para ese país afrincano pues no basta solo con la asistencia humanitaria, dijo.
Nigeria es un pilar de la cooperación continental y mundial, y un socio firme de las Naciones Unidas, recalcó el diplomático portugués.
Además, continuó, es una nación donde “la promesa y el potencial de África cobran vida”, gracias al empuje de su gente.
En cuanto al impacto de la guerra en Ucrania en el continente africano, el secretario general apuntó que el conflicto empeora la compleja situación del área y pone en marcha una crisis tridimensional que devasta los sistemas alimentarios, energéticos y financieros del mundo en desarrollo.
Guterres también se reunió en la capital de Nigeria con el presidente de la Comisión Económica de los Estados de África Occidental, Jean-Claude Brou, y discutieron sobre los esfuerzos de la organización para abordar una amplia gama de desafíos de seguridad y gobernanza en la zona, incluidas las transiciones políticas en Guinea, Mali y Burkina Faso.
El pasado domingo, el titular de Naciones Unidas llegó a Senegal, como parte de una gira que lo llevó luego a Níger y Nigeria, en el marco de las festividades del Ramadán.
Durante este periplo, insistió en la necesidad de poner a disposición de los países del área más recursos para combatir el terrorismo y se reunió con algunos de esos miles de desplazados por la combinación del extremismo violento, inseguridad y otros factores como el cambio climático.
Este miércoles, informó su portavoz, Guterres emprenderá el viaje de regreso a la sede de la ONU, en Nueva York.
La visita al continente africano ocurrió en un contexto marcado por los elevados precios de diversos productos, entre ellos agrícolas, una crisis derivada -entre otros factores- de las sanciones económicas impuestas por Occidente contra Rusia en medio del conflicto en Ucrania.
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