“La naturaleza no puso ese órgano en nuestros pies, sino en lo alto. Una vez que eliminas la gravedad de la ecuación, ¿qué le hace a la fisiología humana?”, preguntó el autor principal Juan Piantino, de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón (OHSU), quien buscó la respuesta junto a expertos de todo el país.
Al cambiar las condiciones, el flujo normal de líquido cefalorraquídeo se transforma, destacaron en los resultados, para los cuales midieron a través de resonancia magnética los espacios perivasculares.
La ampliación confirmada de estos se produce en la Tierra durante el envejecimiento y también se asocia con el desarrollo de la demencia, recordó el artículo.
“Estos hallazgos tienen implicaciones importantes a medida que continuamos con la exploración cósmica”, afirmó Piantino, profesor asistente de pediatría (neurología) en la Escuela de Medicina de OHSU.
Obligan a pensar en algunas cuestiones básicas fundamentales de la ciencia y cómo evolucionó la vida en el planeta nuestro, remarcó.
El estudio, basado en una metodología de la propia UHSU, involucró imágenes de los cerebros de 15 astronautas antes y después de períodos prolongados de servicio en la Estación Espacial Internacional.
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