En un informe de la Oficina Integrada de Naciones Unidas deploraron que, desde el 24 de abril, las bandas se enfrentan en los municipios de Croix des Bouquets, Tabarre y Cité Soleil, lo cual provocó la muerte de mujeres y niños, mientras otras nueve mil personas fueron forzados a abandonar sus hogares y refugiarse em iglesias, escuelas o con familias de acogida.
Los enfrentamientos también causaron el cierre de centros de salud y educativos, y muchos ciudadanos luchan por encontrar productos básicos de salud, agua y alimentos, criticaron.
Además, se encuentra limitado el acceso a las principales carreteras que unen a Puerto Príncipe con el norte de Haití, y actores locales señalaron que las pandillas actúan con extrema violencia.
“También recurren a actos de violencia sexual, incluida la violación en grupo de niños de hasta 10 años, aterrorizan e intimidan a la población local que vive en áreas controladas por pandillas rivales”, expresaron en el comunicado.
La violencia en Haití aumentó en los últimos años con la proliferación de pandillas especialmente en Puerto Príncipe, que desde junio pasado controlan la salida sur de esa ciudad, sin apenas resistencia policial.
La estatal Oficina de Protección del Ciudadano denunció la escalada violenta “bajo la mirada y el gran silencio de las autoridades e instituciones encargadas de velar por la seguridad de las vidas y los bienes».
Por su parte, el defensor de derechos humanos Pierre Espérance deploró que el Gobierno no tomó ninguna medida para proteger a la población civil, y denunció los asesinatos, violaciones e incendios de viviendas a manos de los pandilleros.
Al menos un centenar de grupos armados operan en Haití, país donde circulan cerca de medio millón de armas ilegales, y Naciones Unidas condenó como cada vez más estos grupos reclutan a menores para integrar sus filas y luego son ejecutados.
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