Nacido en la región andina de Mendoza en 1932, el reconocido historietista falleció el 30 de septiembre de 2020, un día después de cumplirse 56 años de la primera publicación de su creación más emblemática.
Como un homenaje a su obra, admirada por grandes y chicos, la Sala José Hernández del Pabellón Rojo del recinto ferial acoge la exposición Querido Quino. Correspondencia entre el dibujante y sus lectores, la cual demuestra la estrecha relación entre el creador y sus seguidores.
Las cartas seleccionadas para la muestra forman parte de una colección donada por Lavado al Centro de Historieta y Humor Gráfico Argentinos de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.
Las misivas fueron recibidas a lo largo de los años en las editoriales Jorge Álvarez y De la Flor o mediante plataformas digitales y en ellas aparecen elogios, opiniones, señalamientos, pedidos, invitaciones a bodas, experiencias personales y deseos de numerosos argentinos.
También van acompañadas de fotos, relatos y dibujos realizados por los remitentes, muchos de los cuales escriben a Mafalda, Manolito, Miguelito y Libertad, entre otros personajes.
“Querida Mafalda: me di cuenta que cada cosa que leía era realidad pues siempre me pasaba. Mamá dice que soy muy parecida a ti. Me gustaría conocerte. Mi sueño sería tener tantos amigos como tú”, escribió en 1984 una niña de 10 años.
Perdóname, pero con la emoción olvidé identificarme. Me llampo Eva Lorena Pierro, conocida como Lole. Vivo en Mendoza, tu tierra natal. Escribo poesías sobre ella y el otoño, los duendes, etcétera. Por favor, contéstame, ya tuve desengaños con personas famosas, añade.
Por su parte, Graciela Aráu cuenta en 1997 que Quino y su obra la ayudaron a superar difíciles horas de encierro en la cárcel.
A su vez, los hermanos Gregorio, Florencia, Mariana y Andrés aseguran en una carta de 2014 que “Mafalda está hecha de trazos, de líneas que no terminan en un papel, siguen hasta entrar en la piel, pasar por la razón y quedarse en el corazón”.
Esta niña que tanto nos hizo reír, nos enseñó a pensar y reflexionar. Nos presentó a Libertad, que, aunque la supiéramos pequeñita, estaba ahí. Quino nunca entró físicamente en nuestra casa; sin embargo, siempre estuvo ahí, añade el texto.
A ellos y muchos otros lectores, el autor respondió, agradeció y dio consejos sobre los más variados temas y preocupaciones.
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