La nación de los cedros convocó a las elecciones en diciembre pasado y llegará a este escenario con la peor crisis económica y financiera de su historia que sitúa hoy a cuatro de cada cinco ciudadanos en la pobreza, según Naciones Unidas.
El país con costas al mar Mediterráneo carga con una deuda política y social: las manifestaciones en otoño de 2019 y la explosión en el Puerto de Beirut en agosto de 2020 que ocasionó más de 200 muertos.
Un total de 718 candidatos en 103 listas electorales competirán por la unicameral legislatura de 128 escaños que está dividida a partes iguales entre cristianos y musulmanes.
UN PAÍS MULTIRRELIGIOSO
Líbano constituye una república democrática parlamentaria basada en el respeto a la libertad de opinión y reconoce 18 religiones unidas por la convivencia y las leyes.
El pacto nacional para la independencia de Francia en noviembre de 1943 estableció que el presidente de la República debe ser cristiano maronita, el primer ministro musulmán sunita y el titular del parlamento chiita, y así sucesivamente con los otros cargos.
Sin embargo, el acuerdo de Taif de 1989, que puso fin a la guerra civil libanesa (1975-1990), estableció una fórmula de reparto del poder basada en cuotas que otorga a cada una de las grandes comunidades religiosas (musulmana y cristiana) 64 puestos en el parlamento.
ROSTROS Y FUERZAS EN LA CONTIENDA ELECTORAL
El bloque cristiano en los comicios lo lideran la Corriente Patriótica Libre, el Partido Nacional Liberal, Nacional Socialista Sirio, el Socialista Progresista, las Fuerzas Libanesas y Kataeb.
Del lado de los musulmanes, la dupla chiita Amal-Hizbulah fortalece su dominio. Según especialistas, la retirada del Movimiento Futuro con el ex primer ministro Saad Hariri al frente, disminuyó el poder sunita.
Nombres como Gebran Bassil de la Corriente Patriótica, Samir Geagea de las Fuerzas Libanesas y Walid Jumblat del Socialista Progresista coparon titulares y sus discursos buscaron aplastar las opciones de candidatos independientes y arremeter contra la Resistencia islámica libanesa.
En este sentido, el líder de Hizbulah (Partido de Dios), Hassan Nasrallah, denunció las acusaciones, calumnias y políticas financieras de estas formaciones políticas y los intentos de influir en la opinión pública.
Para Hizbulah, una baja participación ciudadana en los comicios permitirá a los enemigos continuar con los proyectos de debilitar al Líbano y entregarlo a la voluntad de Estados Unidos e Israel.
VOTAR POR LA RECUPERACIÓN
La jornada de este domingo marcará la tercera y última etapa en el proceso tras el voto de la diáspora en 58 países y el sufragio de los empleados electorales.
Por segunda vez en la historia, los libaneses residentes en el exterior participaron en los comicios y de los 225 mil inscritos el 63,5 por ciento acudió a las urnas para refrendar su derecho constitucional.
En declaraciones exclusivas a Prensa Latina, el analista Hasan Illaik señaló que el colapso económico impulsó a la diáspora a votar, aunque insistió en que el gobierno exageró su papel en las elecciones parlamentarias.
Director del canal independiente de Youtube Al Mahatta, el periodista puntualizó que la participación en los comicios de los residentes fuera de Líbano no será impactante, “al contrario, los simpatizantes de las fuerzas tradicionales dominarán el panorama”.
Ante el contraste de opiniones y la desconfianza en las instituciones, el Gran Mufti de la República Libanesa, Sheikh Abdul Latif Derian, convocó a la unidad para salir del colapso económico y enviar un mensaje de Estado vinculado a la amistad con “los hermanos árabes”.
Por su parte, el relator especial de Naciones Unidas sobre la pobreza extrema y los derechos humanos, Olivier De Schutter, instó al próximo gobierno a colocar la rendición de cuentas y la transparencia en el “corazón y centro de sus acciones”.
Cerca de cuatro millones de libaneses conforman el padrón electoral y este domingo su voto intentará producir un cambio en una clase política que para muchos conocedores de la situación de este país árabe resulta incapaz de enrumbar a la nación.
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