Como cada año, los creyentes pidieron el amparo de la protectora de esta nación, de la provincia de Buenos Aires, de la Policía Federal y de los ferrocarriles, convertida en símbolo identitario y parte importante de la historia local.
Bajo el lema “Te quedaste con nosotros para siempre”, los feligreses partieron desde el Descanso El Peregrino, en la localidad bonaerense de La Reja, y muchos de ellos acudieron a la ceremonia de cambio de manto a la santa, celebrada cada 7 de mayo.
El día 8, dedicado a la patrona, se sumaron a una procesión desde la Plaza de Colón hasta el santuario para asistira la misa en su honor.
La historia cuenta que en 1630 el hacendado portugués Antonio Farías de Sá, quien vivía en Córdoba del Tucumán, pidió a un amigo el envío desde Brasil de una imagen de la Virgen María para una capilla que estaba construyendo en la actual provincia de Santiago del Estero.
Desde el gigante sudamericano llegaron a Buenos Aires, en el navío del capitán Andrea Juan, dos figuras de arcilla: una de la Inmaculada Concepción y otra de la virgen con el niño Jesús durmiendo en sus brazos.
Los cajones eran trasladados hacia su destino cuando, a orillas del río Luján, la carreta que transportabala primera imagen se detuvo y resultó imposible moverla. Entonces, los vecinos la llevaron a la cercana estancia de la familia Rosendo y allí le construyeron un altar. Junto a ella estaba siempre el esclavo Manuel, encargado de su cuidado.
Más tarde se convirtió en la patrona del antiguo virreinato del Río de la Plata y luego de las repúblicas de Argentina, Uruguay y Paraguay.
Tras cambiar varias veces de lugar, la llamada en un principio Virgen Gaucha es venerada hoy en la Basílica de Nuestra Señora de Luján, donde fue colocada alrededor de 1904. La magnífica edificación es considerada el santuario nacional de Argentina y una joya de la arquitectura local.
(Tomado de Orbe)
















