Para el mandatario resulta evidente que junto con el envío de los recursos energéticos a otras regiones del mundo se irá la posibilidad de Europa de aumentar su actividad económica.
Advirtió que la mayoría de las naciones de la Unión Europea (UE) están decididas a rechazar los suministros rusos, sin entender el daño que tal decisión provocará para sus propias economías, informó el sitio oficial en Internet del Kremlin.
“Los europeos reconocen de forma explícita que aun no pueden renunciar por completo a los recursos energéticos rusos. Además, está claro que algunos Estados de la UE, cuyo balance energético contiene la proporción de hidrocarburos rusos particularmente elevada, no podrán hacerlo durante mucho tiempo”, afirmó.
El jefe de Estado subrayó que Europa impone cada vez más sanciones en los mercados de petróleo y gas por razones absolutamente políticas, siguiendo sus propias ambiciones y bajo la presión de Estados Unidos, todo lo cual conduce a la inflación.
En su opinión, el aumento de los precios de la energía puede socavar irremediablemente la competitividad de gran parte de la industria europea.
El rechazo a los recursos energéticos rusos significa que a largo plazo Europa se convertirá en la región con los costos energéticos más altos del mundo, pronosticó.
“Esto podría socavar muy seriamente, y según algunos expertos, de forma irrevocable, la competitividad de una gran parte de la industria europea, que ya está perdiendo competencia cada vez más frente a empresas de otras regiones del mundo, enfatizó Putin.
Según Putin, parece que los políticos y los economistas occidentales olvidaron los fundamentos de las leyes económicas básicas, o prefieren ignorarlas de manera deliberada en su perjuicio.
El jefe de Estado advirtió que fueron las sanciones contra Rusia y las declaraciones de que es posible rechazar por completo los recursos energéticos nacionales, los que provocaron un aumento de los precios del petróleo en el mercado spot.
Puntualizó que esa política fallida de la UE ya afecta el transporte y la industria de esos países y sus consecuencias recaen sobre millones de consumidores europeos.
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