Tras destacar la “impresionante recuperación” económica registrada por Italia en 2021, hasta un nivel cercano al del período previo a la pandemia de Covid-19, el informe señaló que enfrenta ahora “nuevos y formidables desafíos” junto con sus socios europeos.
La guerra en Ucrania y las interrupciones en las cadenas globales de suministro relacionadas con la pandemia, han elevado los precios de la energía e intensificado la escasez de productos clave, apuntó el documento al afirmar que “Italia podría verse relativamente más afectada por su alta dependencia de la energía importada de Rusia”.
Asimismo, pronosticó un deterioro del ingreso familiar por el impacto negativo de los altos precios de la energía y los alimentos, a pesar de las medidas de compensación fiscal implementadas por el gobierno y el ahorro acumulado durante la pandemia.
En ese sentido, previó una contribución menor del sector externo por una reducción de la demanda por parte de socios comerciales en la Unión Europea, y un crecimiento inferior al estimado inicialmente de alrededor de 2,5 por ciento en 2022 y 1,75 en 2023, mientras la inflación deberá llegar a 5,5 por ciento este año.
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