Durante el 2020 se produjeron más de 11,3 millones de esos artefactos, mientras que en el 2000 esa cifra apenas los 3,9 millones, de acuerdo con la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, en inglés).
Un porcentaje relativamente pequeño de esas armas se exportaron al extranjero, por lo que esos números reflejan la alta demanda local, de acuerdo con un informe de la institución, divulgado por medios como The Hill y The New York Times.
El documento fue publicado pocos días después de un tiroteo masivo en Búfalo, Nueva York, un crimen de odio que dejó diez muertos.
Según The Hill, la ATF pintó un vívido retrato estadístico de una nación que se arma hasta los dientes, mientras los compradores se aprovechan de la relajación de las restricciones por parte del Tribunal Supremo, el Congreso y las legislaturas estatales controladas por el Partido Republicano.
A partir del 2009, las pistolas semiautomáticas tipo Glock, compradas para la protección personal, empezaron a superar en ventas a los rifles, utilizados normalmente para la caza.
Durante el 2021, la policía recuperó 19 mil 344 artefactos caseros imposibles de rastrear conocidos como «armas fantasma”, un aumento diez veces mayor al registrado en 2016.
Las fuerzas del orden aseguran que esa proliferación contribuye al aumento de los asesinatos en el país, especialmente en California, donde las armas fantasma constituyen hasta la mitad de los objetos recuperados en las escenas del crimen.
Actualmente, hay alrededor de 400 millones de armas en Estados Unidos, según una encuesta de 2018 realizada por la organización Small Arms Survey.
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