Según The Guardian, el grupo bipartidista está encabezado por el demócrata Richard Neil, a quien el diario califica como uno de los aliados más cercanos del presidente Joe Biden.
La delegación tiene previsto aterrizar este viernes en Bruselas, para reunirse primero con el vicepresidente de la Comisión Europea Maros Sefcovic, negociador principal de la UE para los asuntos del Brexit, antes de llegar a esta capital el sábado, en un viaje con paradas también en Dublín y Belfast.
En opinión del periódico, el periplo europeo de los congresistas estadounidenses es una muestra de la preocupación imperante en Washington desde que el gobierno británico anunció esta semana que pretende modificar unilateralmente el protocolo posBrexit para Irlanda del Norte.
Aún no lo han revocado (el protocolo), pero están hablando de revocarlo, así que una parte de mi trabajo será convencerlos de que no lo hagan, declaró Neil a The Guardian.
El congresista agregó que su viaje tiene también como objetivo reafirmar el compromiso de Washington con los acuerdos de paz de paz del Viernes Santo de 1998, que tienen a Estados Unidos entre sus garantes.
El pacto puso fin a más de tres décadas de violencia entre las comunidades unionistas de religión protestante y la republicana católica norirlandesa, por lo que se teme que las crecientes tensiones comerciales entre Londres y Bruselas alteren la estabilidad política en esa provincia británica.
La manzana de la discordia es el mecanismo acordado por ambas partes para evitar el establecimiento de una frontera física entre ambas Irlandas tras la salida del Reino Unido de la UE.
La solución consensuada fue establecer nuevos controles sanitarios y aduaneros sobre las mercancías que viajan desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte, toda vez que la provincia británica sigue bajo las normas del mercado único comunitario.
El protocolo provoca, sin embargo, retrasos en los suministros, escasez de productos y, sobre todo, la ira de los unionistas norirlandeses, que ven amenazada la posición del territorio dentro del Reino Unido y exigen su modificación o revocación.
Para presionar a Londres, el Partido Unionista Democrático se niega a formar parte del gobierno regional que está obligado a compartir con el Sinn Fein y otras fuerzas republicanas, lo que se traduce en un bloqueo de los poderes ejecutivo y legislativo.
La UE advirtió, por su parte, que se reserva el derecho a tomar acciones legales en caso de que las autoridades británicas decidan modificar el acuerdo posBrexit de forma unilateral.
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