Encabezado por el presidente de la República, Michel Aoun, y el primer ministro, Najib Miqati, la sesión incluirá temas económicos, financieros y sociales, entre los cuales el relacionado con las comunicaciones despierta interés luego de las palabras del titular del ramo Johnny Al-Qurm, de no hacerse responsable del colapso del sector.
Ayer, Al-Qurm explicó en encuentro con el jefe del gabinete Miqati la gravedad financiera de las comunicaciones e insistió en la necesidad de modificar los precios para garantizar la continuidad en medio de la crisis nacional.
Luego en conferencia de prensa, el ministro de comunicaciones libanés destacó que el tema no lleva politización tras la celebración de los comicios y aclaró que la falta de aprobación del decreto provocaría sufrimiento al pueblo.
Señaló que no aceptará cortar el internet y las comunicaciones pues no será un falso testigo de su hundimiento, “si alguien tiene interés en destruir el sector es para venderlo al precio más bajo”, manifestó.
Además del tema de las telecomunicaciones, la agenda de la reunión del Consejo de Ministros incluirá la petición de salud de un desembolso bancario para la compra de medicamentos, leche e insumos sanitarios.
Igualmente, la cartera de economía solicitará la aprobación para apoyar el cultivo de trigo y cebada, en tanto el titular de Medio Ambiente presentará la gestión integral de residuos sólidos.
Mientras, el ministro de Energía y Agua pedirá la autorización para firmar dos acuerdos en busca de traer gas de Egipto y Siria, además de pedir la creación de un Consejo de Desarrollo del Norte en la zona económica Baalbek-Hermel.
Alrededor del 41 por ciento de los cerca de cuatro millones de libaneses inscritos en el padrón electoral ejerció su derecho constitucional el domingo último, ocho puntos por debajo de los votantes en 2018.
El lunes venidero, los 128 miembros del nuevo Parlamento tomarán sus asientos en el inicio de sus funciones hasta 2026 y con el compromiso de elegir al presidente del órgano legislativo y formar el gobierno sin crisis prolongadas.
La nación de los cedros enfrenta una devaluación de la libra libanesa frente al dólar, altos precios en los combustibles, medicamentos y artículos de primera necesidad que sitúan hoy a cuatro de cada cinco ciudadanos en la pobreza, según Naciones Unidas.
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