Según precisó a la prensa la coordinadora general del Programa Ampliado de Inmunización (PAI), Itzel de Hewitt, la nación canalera incluyó en sus esquemas la primera dosis de refuerzo de la vacuna hexavalente acelular en menores de 18 meses y del segundo refuerzo de la tetravalente acelular a los 4 años de edad.
La hexavalente es un fármaco combinado que, en una sola dosis, protege contra la difteria, el tétano, la tos ferina, la poliomielitis, la hepatitis B y las enfermedades invasivas por influenzas del tipo tipo B, agregó.
En un comunicado oficial del PAI se precisa, además, que en el istmo se aplica un esquema que protege contra 30 enfermedades inmunoprevenibles como tuberculosis, difteria, polio, neumococo, influenza, varicela, sarampión, paperas y está compuesto por 25 vacunas en total.
La funcionaria consideró que contar con programas de inmunización más eficaces y también invertir en vacunas más modernas ofrece una mejor protección para la población y genera ahorros para el Estado, pues disminuye la carga en los sistemas sanitarios, ya saturados tras el paso de la Covid-19. También señaló que el actual sistema de inmunización se puede consolidar con la incorporación de vacunas con nuevas tecnologías y a través del desarrollo de estrategias de inmunización que aporten en la reducción de brechas.
Además abogó por aumentar el acceso equitativo y el uso de vacunas nuevas y existentes, para garantizar que lleguen cada vez a más personas, sin dejar a nadie atrás.
La especialista indicó que la administración de varias vacunas al mismo tiempo (combinadas) no tiene efectos negativos en el sistema inmunológico y, por el contrario, reduce los efectos secundarios, permite ahorrar tiempo, dinero y aporta el beneficio de menos inyecciones.
Informes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) señalan que en 2020, 2,7 millones de niños de la región dejaron de recibir las vacunas esenciales para mantenerlos sanos.
La OPS estimó por otra parte que las interrupciones de las campañas regulares de inmunización de los dos últimos años han hecho retroceder casi tres décadas de progreso en la vacunación contra la poliomielitis y el sarampión, lo que representa un riesgo real para su reintroducción.
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