De acuerdo con la publicación The Hill, Abott hizo tal propuesta mientras se resiste a una legislación que controle el uso de esos artefactos letales.
La noticia se dio a conocer pocos días después de que un adolescente armado con un rifle matara a 19 niños y dos profesores dentro de un aula en la escuela primaria Robb, en Uvalde.
«La solución de armar a los maestros es la mayor falta de respeto a una profesión imprescindible en nuestra sociedad», expresó esta semana el secretario de Educación Miguel Cardona a los legisladores en el Capitolio.
Tenemos que asegurarnos de que estamos empoderando a nuestros maestros para que tengan éxito en la enseñanza de nuestros niños, no en cómo convertir las escuelas en campamentos militares, afirmó.
Para la presidenta de la Asociación Nacional de Educación, Becky Pringle, llevar armas a las escuelas hace a las instituciones más peligrosas y no protege a nuestros estudiantes y educadores de la violencia.
Coincidió con que los profesores deberían estar enseñando, no actuando como guardias de seguridad.
Durante más de una década, las leyes estatales han permitido a los profesores ir a trabajar armados como seguridad ante la amenaza de un tirador activo.
El personal escolar entrenado y armado podría ayudar a responder rápidamente a la violencia en el campus porque la realidad es que no tenemos los recursos para tener fuerzas de seguridad en cada escuela, comentó, a su vez, el fiscal general republicano del estado, Ken Paxton.
No obstante, las estadísticas estatales sugieren que la mayoría de los maestros no están interesados en esa alternativa.
Menos de 300 educadores se inscribieron a través de 62 distritos escolares para portar armas, según la Comisión de Texas sobre la Aplicación de la Ley, incluso después de que algunas restricciones en torno al programa se flexibilizaron después de un mortal tiroteo masivo que ocurrió en 2018 en una escuela secundaria del área de Houston.
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