Dos semanas después de la celebración de los comicios, los nuevos parlamentarios votarán además por el vicepresidente y conformarán los comités del unicameral órgano, que en Líbano está dividido a partes iguales entre cristianos y musulmanes.
La sesión iniciará desde las 11:00, hora local, en la plaza Nejmeh, sede del Parlamento en el centro de esta capital y para el puesto de titular de la institución el nombre de Nabih Berri aparece como principal candidato.
De 84 años, Berri lidera al Movimiento Amal y de obtener las preferencias ocuparía por séptima ocasión el mandato al frente del legislativo desde 1992.
Según la constitución, el quórum requerido para el nombramiento del presidente es de 65 diputados y gana si obtiene la mayoría relativa.
Considerado un apoyo político dentro del Estado, Berri establece un equilibrio para la comunidad chiita en términos de representación, refieren analistas de la situación de Líbano y de Medio Oriente.
Ayer, el diputado Berri pidió a sus seguidores la abstención total de abrir fuego durante la organización de cualquier evento de celebración, especialmente aquellos relacionados con la elección del presidente del Parlamento.
Insistió que la tradición de las balas al aire había convertido la alegría en pena y perjudicado a las personas y en ese sentido, llamó a apoyar al pueblo para fortalecer la paz civil y proteger la vida de los libaneses.
En la carrera por el cargo de vicepresidente figuran: Elias Bou Saab (Movimiento Patriótico Libre), Ghassan Hasbani (Fuerzas Libanesas), Melhem Khalaf (Bloque 17 de Octubre), Sajih Atiyeh (Akkar) y Ghassan Skaff (Bekaa), reveló una publicación del sitio Naharnet.
Líbano reconoce 18 confesiones de fe y el pacto nacional para la independencia de Francia en 1943 estableció que el presidente de la República debe ser cristiano maronita, el primer ministro musulmán sunita y el titular del parlamento chiita, y así sucesivamente con los otros cargos.
Sin embargo, el acuerdo de Taif de 1989, que puso fin a la guerra civil libanesa (1975-1990), estableció una fórmula de reparto del poder basada en cuotas que otorga a cada una de las grandes comunidades religiosas (musulmana y cristiana) 64 puestos en el parlamento.
El domingo 15 de mayo, el 41 por ciento de los cerca de cuatro millones de libaneses inscritos en el padrón electoral ejercieron su derecho constitucional, en medio del escepticismo ante el surgimiento de un gobierno capaz de impulsar la recuperación de la nación.
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