Según el blog de la columnista Malu Gaspar, del periódico O Globo, por ser exjefe de Estado, el fundador del Partido de los Trabajadores (PT) tiene derecho a protección proporcionada por un equipo del Gabinete de Seguridad Institucional del Poder Ejecutivo.
Esta unidad intensificó el seguimiento de Lula tras algunos episodios recientes en Campinas, municipio de Sao Paulo, cuando manifestantes rodearon el auto del exdirigente sindical en momentos de almuerzo, mientras en el sureño estado de Paraná, un diputado lo amenazó de muerte.
Desplazamientos largos pasaron a ser desaconsejados y hasta el lugar para la grabación de videos fue elegido teniendo en cuenta los riesgos para el extornero mecánico.
La analista política reitera que la seguridad de Lula, quien lidera las encuestas de opinión rumbo a las justas comiciales de octubre, preocupa además muchísimo a la PF.
El dispositivo policial responde por la seguridad de los pretendientes a la presidencia, sin aún entrar en funcionamiento hasta agosto, cuando comienza oficialmente la campaña electoral.
Tal desvelo se hizo evidente en la reunión celebrada el 31 de mayo con asesores de los aspirantes, en la que los representantes de la PF expusieron los detalles del esquema.
La corporación anunció que movilizará cerca de 300 agentes, vehículos blindados e invertirá cerca de 57 millones de reales (unos 12 millones de dólares) para garantizar la seguridad de los abanderados presidenciales.
Para decidir cómo distribuir ese efectivo, la PF tendrá en cuenta una escala de riesgos que va de uno (menor riesgo) a cinco (mayor), elaborada de acuerdo con cada candidato y el peligro en los eventos en agenda.
La periodista alerta que una de las cardinales inquietudes es con los desplazamientos de los postulantes por el país y programas que involucran multitudes, abriendo margen para el ataque de «lobos solitarios».
El clima de polarización en las calles, con protestas de militantes bolsonaristas (partidarios del mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro) en las inmediaciones de actos con Lula, es otra fuente de desasosiego.
«Todo el mundo está preocupado por la militancia de extrema derecha», señaló una fuente de la PF a la columna periodística.
La policía subestimó en 2018 los riesgos en torno a la seguridad de los candidatos.
Tras el atentado a Bolsonaro, blanco de una puñalada en Juiz de Fora, municipio del estado de Minas Gerais (sudeste), la corporación cambió la forma de encarar el problema: editó una instrucción normativa para definir directrices generales y decidió profesionalizar a sus cuadros.
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