También destacó que cada año el 10 por ciento de las personas sufre alguna de las 200 enfermedades causadas por ingerir víveres en mal estado, y que el costo de esas dolencias para los sistemas de salud pública es equivalente al de la malaria o el VIH.
Responsables de unos 600 millones de casos de afecciones transmitidas por alimentos, los comestibles no inocuos son una amenaza para la salud humana y las economías, agregó en un informe presentado este martes con datos de dos agencias.
La Organización Mundial de la Salud y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura resaltaron que la comida segura es esencial para la salud y el bienestar humanos, y recordaron que la contaminada afecta de forma desproporcionada a los vulnerables y marginados, como mujeres y niños, y poblaciones sujetas a los conflictos y la migración.
De acuerdo con ambas instituciones, si se mejora la inocuidad y calidad de los alimentos, también se reducen el hambre, la desnutrición y la mortalidad infantil, además de que los menores pierden menos días de escuela y los adultos se ausentan menos del trabajo.
La ONU insistió en que los alimentos inocuos y nutritivos son básicos para el crecimiento y el desarrollo infantiles porque mejoran el potencial intelectual y físico, e incrementan el rendimiento escolar y la productividad laboral en la vida adulta.
Aseveró que la producción de comida sana reduce su pérdida y desperdicio y beneficia al planeta, además ayuda a la economía mediante el aumento de la productividad al facilitar mercados nacionales prósperos, exportaciones y un comercio estable.
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