De acuerdo con la entidad oficial, la caída de un 0,3 por ciento en abril estuvo motivada principalmente por la reducción progresiva del esquema de pruebas y seguimiento de los casos de Covid-19.
El sector manufacturero también reportó afectaciones por el aumento del precio de los combustibles y de la tarifa energética, agregó la ONS, que en marzo pasado reportó una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) del 0,1 por ciento.
La Confederación de Industrias Británicas (CBI), que redujo su pronóstico de crecimiento económico para el país, alertó al gobierno que debe tomar medidas vitales para evitar la recesión que se avecina.
Quiero ser claro, esperamos un estancamiento de la economía que no demorará mucho en llevarnos a la recesión, e incluso de ocurrir, mucha gente lo sentirá como estuviera ocurriendo, afirmó el director general del gremio empresarial, Tony Danker.
El directivo apuntó que los tiempos que corren son muy duros para las empresas que deben lidiar con costos cada vez más altos, y para las personas de bajos ingresos que luchan para pagar las facturas y llevar la comida a la mesa.
Estas son estadísticas muy duras de digerir, aseguró el economista principal del gremio empresarial, Rain Newton-Smith, quien apuntó que la guerra en Ucrania, la pandemia de Covid-19, los problemas en las cadenas de suministros, todo ello procedido por el Brexit, constituyen una “receta tóxica” para el Reino Unido.
La CBI, que había pronosticado un crecimiento del PIB de 5,1 por ciento en 2022, lo redujo ahora a un 3,7 por ciento, mientras que el del año próximo también lo recortó de tres por ciento inicial al uno por ciento.
Tras advertir que quedan apenas 40 días para el receso parlamentario, el grupo empresarial aconsejó al gobierno del primer ministro Boris Johnson reducir los tiempos de aprobación de las inversiones en el sector de la energía eólica, y aliviar la falta de mano de obra y priorizar la formación de obreros calificados.
También exhortó a las autoridades políticas del país a buscar una solución negociada al diferendo con la Unión Europea sobre el protocolo posbrexit para Irlanda del Norte, y actuar de “mediador honesto” para evitar una huelga ferroviaria en el verano.
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