En conferencia de Prensa, la coordinadora Residente y Humanitaria en el país, Najat Rochdi, señaló que estimaciones del Banco Mundial fijan una contracción del Producto Interno Bruto en 2022 de un 6,5 por ciento, tras una caída del 10,5 y el 21,4 en 2021 y 2020, respectivamente.
Al abordar la Extensión y Revisión del Plan de Respuesta de Emergencia a la nación, la representante de ONU explicó que la libra libanesa continúa en descenso con respecto al dólar estadounidense, con una pérdida en su valor del 95 por ciento en el actual mes.
Mencionó como otro factor de incidencia en la pobreza del país el aumento del desempleo y la disminución significativa de los ingresos y el poder adquisitivo de las familias libanesas.
En este caso, Rochdi hizo hincapié en la situación de los jóvenes de 15 a 24 años, 47,8 por ciento de los cuales está sin empleo, lo que constituye “la punta del iceberg al tirar a la borda a una generación productiva y creativa que puede ayudar a construir un mejor Líbano”, puntualizó.
De acuerdo con la coordinadora humanitaria, la evaluación reciente mostró que 2,2 millones de personas requieren apoyo urgente para asegurar el acceso a alimentos y otras necesidades básicas hasta fin de año, en un incremento del 46 por ciento en comparación con 2021.
También evidenció que el 90 por ciento de las familias en el país ahora comen productos menos costosos, el 60 limita el tamaño de las porciones y el 41 reduce la cantidad, con los niños como los más afectados.
Al mismo tiempo, la autoridad reveló que casi dos millones de libaneses solicitan servicios de salud humanitarios, datos elevados al 43 por ciento desde agosto del pasado año.
Entre las principales afectaciones al sector sanitario, Rochdi mencionó la escasez de suministros y de energía, en un momento en que más del 40 por ciento de los médicos y el 30 de las enfermeras de Líbano abandonaron la nación con el impacto de la crisis.
Alertó sobre el riesgo de alrededor de cuatro millones de ciudadanos de no tener acceso al agua potable debido al elevado costo del combustible y la ineficiencia de los establecimientos en el país.
El escenario, según la coordinadora agrava la desigualdad de género estructural, pues el 75 por ciento de las mujeres en el Líbano no tienen trabajo; en tanto, más de 65 mil niños y 70 mil niñas luchan por acceder a la educación; mientras, 350 mil infantes exigen servicios de protección como consecuencia del empeoramiento de la situación socioeconómica y los servicios sociales.
Desde su lanzamiento en agosto de 2021, el Plan de Respuesta ha recibido 197 millones de dólares y hasta abril del presente los actores humanitarios pudieron ayudar a más de 600 mil libaneses, migrantes y refugiados palestinos.
Ayer, Naciones Unidas asignó otros 16 millones de dólares para abordar mediante 27 proyectos sectoriales y multisectoriales el sufrimiento humano de la población vulnerable de Líbano.
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