Todos los pequeños están en riesgo, pero la mayor carga recae en los social y económicamente desfavorecidos, aseveraron en un artículo los autores, quienes ejemplificaron las consecuencias del calor y eventos extremos intensificados.
Las investigadoras de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, asociaron la exposición a las altas temperaturas en el útero con un mayor riesgo de parto prematuro y bajo peso al nacer, hipertermia y muerte en los bebés, estrés térmico, enfermedad renal y otras.
Pertenecientes a la Escuela de Medicina de la casa de altos estudios, sobre los eventos extremos intensificados por el clima recordaron que, a nivel mundial, conllevaron a que más de 50 millones de niños se vieran obligados a abandonar sus hogares.
Señalaron la inseguridad en los países en vías de desarrollo debido a la escasez de alimentos y agua, la cual -afirmaron- provocó un fuerte aumento de la malnutrición.
El riesgo de infección a causa de patógenos, como la salmonella, transmitidos por el líquido vital para la vida también se agravó, comprobaron los científicos.
El cambio en la ecología de los vectores originarios de enfermedades o la contaminación del aire –remarcaron- afecta a mil millones de niños de todo el planeta.
Están expuestos a niveles muy altos de contaminación atmosférica, fuertemente vinculada con un mayor riesgo de mortalidad infantil, resultados adversos en los nacimientos, asma y otros padecimientos respiratorios, indicaron.
Incluyeron, además, trastornos del desarrollo y problemas de salud a lo largo de toda la existencia, como la reducción de la cognición, dificultades mentales y el autismo.
Las expertas subrayaron la necesidad de actuar simultáneamente en dos frentes, proteger a los niños de los riesgos climáticos, adaptación, y atacar el problema de fondo reduciendo los gases de efecto invernadero y reforzando los sumideros naturales de carbono, mitigación.
acl/znc