La Confederación General de Agricultura Italiana (Confagricoltura) alertó que, aunque el problema es nacional, con zonas donde hace 110 días no llueve, el símbolo de esta crisis es la situación que presenta el río Po, con su menor caudal en los últimos 70 años.
Esa entidad para la protección de empresas agrícolas, señaló que se calculan en más de mil millones de euros los daños que ocasionará la escasez de precipitaciones en el sector, en especial en zonas como Piamonte, Lombardía, Emilia-Romaña, el valle de Aosta y parte de Trentino.
Confagricoltura pidió al Gobierno nacional medidas concretas para paliar esta emergencia, como desarrollar nuevas obras de riego, crear pequeños embalses distribuidores para aumentar las capacidades de almacenamiento de agua e incluso construir plantas desalinizadoras.
Otro problema que afecta al sector, según esa entidad, es el incremento en los costos, pues mientras en 2020 para el riego de las plantaciones se pagaban unos 92 euros por hectárea, ahora para tal fin los agricultores de algunas regiones deben abonar como promedio más de 400 euros.
«Son necesarias medidas extraordinarias para aprobar la declaración de estado de emergencia en las regiones correspondientes y para gobernar los escasos recursos hídricos disponibles de manera unificada y coordinada”, reconoció el subsecretario de Políticas Agrarias, Gian Marco Centinaio.
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