En un tuit escribió que los conservadores de Colombia siempre han sido tenaces y duros. El escritor José María Vargas Vila relataba que los dictadores de su país «mojaban en agua bendita su puñal antes de matar».
El mandatario mexicano siente una particular satisfacción por el triunfo de Petro por su denuncia sobre la campaña que los conservadores y fascistas habían realizado en su contra y a favor del uribismo, el gran derrotado en esta jornada.
Hace solamente unos días, en su conferencia de prensa matutina, López Obrador dio un espaldarazo al candidato presidencial progresista y exguerrillero al denunciar que era víctima de una campaña sucia.
En ese momento dijo que Petro era objeto de una campaña “de lo más indigna” con la intención de minar las preferencias electorales que lo colocan como el candidato favorito para ganar la segunda vuelta que se realizaría este domingo 19 de junio.
Nada más por un instante, voy a decir que le mando un abrazo a Petro -al tiempo que cruzó los brazos para representar para simbolizarlo- desde aquí ¿y saben por qué lo abrazo? porque está enfrentando una guerra sucia de lo más indigno y cobarde.
Todo lo que ya vimos y padecimos en México: Petro, un peligro para Colombia, comunista, guerrillero; Colombia va a ser como Venezuela, etc, etc; pero con todo, unidos todos los conservadores, enfatizó.
Y sin ética, olvidando que la política es un imperativo ético, y ya. Lo hago porque si alguien ha padecido, y no exagero y no me siento víctima, de esas guerras sucias, es el que les habla. Desde hace años, por eso ánimo y hay que tenerle mucha fe al pueblo, confiar en el pueblo, en la inteligencia del pueblo; no hay más que eso, destacó López Obrador.
Señaló entonces que le molestaba mucho la campaña contra Petro, quien se enfrentaba al empresario multimillonario Rodolfo Hernández, toda vez que es ruin y busca manipular a la población con la ayuda de publicistas mercenarios.
Ahora, el mandatario mexicano, de cuya vida muchos observadores hacen un paralelo con la que acaba de vivir Petro, no ocultó su satisfacción por la victoria y, por supuesto, la derrota por quienes aspiraban a continuar la guerra y la política de odio en Colombia.
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