Un comunicado de la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de Panamá (Cciap), al que tuvo acceso Prensa Latina, señala que la “crisis de la basura” es otro triste ejemplo de las consecuencias que pagan los ciudadanos cuando se aplican soluciones políticas a problemas eminentemente técnicos.
De acuerdo con el documento, ciudades en todo el mundo, con poblaciones y volúmenes de desechos cientos de veces más grandes que los del país canalero, resolvieron hace años el manejo de sus desechos a base de una administración profesional por parte de entidades o empresas especializadas.
Al respecto, precisa que no solo se trata de la tarea básica de recolectar desechos, sino de transformarlos en programas de reciclaje e incluso mediante la generación de energía para las ciudades.
La Cciap asevera que en distintas variantes y desde numerosas administraciones gubernamentales se negó a los contribuyentes un servicio serio y eficiente por el hecho de imponer la politiquería, la falta de transparencia y modelos operativos del pasado que nos llevan de “crisis en crisis”.
El alto precio de ese fracaso, añade, lo pagan los ciudadanos que viven en ambientes enfermos e insalubres, la empresa privada, cuyos proyectos chocan con la inoperancia de un componente crítico, y el Estado, al que se le crean nuevas crisis como las de salud y el impacto negativo en el turismo, recoge el mensaje.
También indica a los trabajadores que jamás llegan a especializarse, y que cada tanto tienen que irse a huelga para mejorar sus condiciones.
“En la misma ciudad que no es capaz de recolectar y disponer adecuadamente su basura se manejan todos los días el cruce de decenas de buques (Canal de Panamá), cientos de vuelos en el principal hub aéreo de América Latina, o miles de pasajeros en el único sistema de metro de la región, resalta la Cicap para distinguir el talento existente.
En ese sentido, el documento que firma la presidenta del gremio, Marcela Galindo, llama a la implementación de modelos tanto públicos como privados de administraciones transparentes, profesionales y especializadas, sin la perniciosa politiquería.
El pasado 15 de junio, los trabajadores de la llamada Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario, conocidos popularmente como “hormiguitas”, pusieron fin a una huelga de brazos caídos en demanda de aumento salarial y la entrega de camiones compactadores, otros medios y uniformes necesarios para su labor.
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