Estoy contento, repitió, porque nosotros iniciamos una nueva etapa en el resurgimiento de los movimientos democráticos con dimensión social en América Latina y México.
Reveló que conversó ayer con con el presidente electo y trataron el tema de la necesidad de trabajar juntos los gobiernos de América Latina y el Caribe, pero coincidimos «en que debe buscarse la integración, incluyendo a Canadá y Estados Unidos, para conformar una región complementaria por sus recursos naturales, fuerza de trabajo, potencial energético y mercados».
Estamos buscando eso y vamos a insistir en que nos unamos en toda América, pues hay muy buenos diplomáticos, políticos y voluntad para convivir de esa forma armónica en beneficio de nuestros pueblos, dijo.
No castigar por problemas ideológicos, dogmatismos ni discriminación a nuestros pueblos y buscar la hermandad, por eso, repitió, es mi felicidad por lo que hicieron ayer los colombianos.
Y no estamos hablando de cualquier cosa, añadió, estamos hablando de acabar con siglos de dominación, de grupos que no les importaba en realidad el pueblo, y ahora estamos ante la posibilidad de inaugurar una etapa nueva con una Colombia auténtica democracia con el pueblo y para el pueblo.
Es un hecho histórico porque avanza nuevamente el momento progresista en la región, insistió.
Hasta hace poco tiempo los gobiernos derechistas tenían la responsabilidad de dirigir en varios países de América Latina y el Caribe hasta que el progresismo fue logrando su esplendor, pero por distintas por distintas circunstancias se fue apagando este movimiento, esta corriente progresista, y el conservadurismo se recuperó, relató.
A partir d nuestra llegada a la presidencia de México, explicó, se reinicia una etapa nueva y empiezan a producirse de nuevo triunfos importantes en otros países, y el de ayer en Colombia es histórico.
Comparó la situación con personajes básicos de la novela Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, como Aureliano Buendía, y la referencia de una expresión del escritor José María Vargas Vila de que los dictadores de Colombia mojaban en agua bendita sus puñales antes de matar, para ilustrar la feroz campaña contra Petro.
También recordó los acontecimientos luctuosos de 1948 con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, un destacado líder liberal asesinado por los conservadores en lo que se conoció como el Bogotazo, que provocó cientos de muertos y la destrucción de edificios públicos de la capital colombiana, en una advertencia velada a los conservadores actuales del país sufamericano.
Lo relacionó con la represión desatada en aquella época y el surgimiento guerrillero en Colombia, el primero y más prolongado de América en la época contemporánea, y a partir de entonces se desata una represión tremenda y toda la historia última de violencia y de malos gobiernos que ha padecido Colombia.
Por eso, dijo, es un triunfo histórico y también los motivos por los cuales estoy tan contento, confesó.
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