De acuerdo con el analista Franco Vielma, la elección del abanderado del Pacto Histórico y su compañera de fórmula Francia Márquez marca un hito político en la nación neogranadina, luego del prolongado ciclo de gobiernos conservadores de derecha que tomaron forma de casta desde el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, en 1948.
En el artículo publicado en el portal del grupo de investigación y análisis Misión Verdad, el experto indicó que la irrupción de esta corriente de izquierda moderada ayuda significativamente al cambio de mapa regional y abre posibilidades geopolíticas inéditas en las últimas décadas.
“El mejor escenario dentro de lo actualmente posible por las condiciones precedentes es que Colombia se retire de la agenda de hostigamiento, cerco y asfixia multifactorial contra Venezuela. Y ya eso sería más que suficiente para desescalar las tensiones acumuladas”, valoró el analista.
Entre los puntos neurálgicos a tratar para zanjar una política eficaz con respecto a Venezuela, Franco Vielma mencionó en primer lugar la necesidad de articular acciones en materia de seguridad conjunta entre ambos países.
“Una política de seguridad conjunta, cuyo fin es construir un marco integral de seguridad fronteriza para contener la construcción de un Estado difuso en la frontera y degradar el narcoterrorismo, que es una inercia histórica de Colombia que sigue permeando hacia el lado venezolano”, precisó.
Agregó que, en lo que concerniente a su vecino, Colombia debe dejar de ser un portaaviones contra Venezuela, debe renunciar a ser una base de operaciones para la organización de planes de desestabilización, intentos de magnicidio e incursiones mercenarias y recordar la Operación Gedeón (mayo de 2020).
En segundo lugar, destaca la importancia de mantener relaciones económicas civilizadas y elementales entre ambos países; “el comercio binacional debe reactivarse en condiciones de normalidad y bajo arbitraje y regulación intergubernamental”, indicó el experto.
Hizo referencia además al caso de la empresa estatal Monómeros, bajo el control de la administración colombiana de Iván Duque desde la operación transnacional de despojo de activos del Estado venezolano iniciada en 2019 con la autoproclamación como presidente encargado del dirigente opositor Juan Guaidó.
Por otro lado –reseña el artículo de Misión Verdad–, es necesario reanudar relaciones diplomáticas y consulares, las vías de comunicación institucional y la mediación de temas relevantes, como la gran migración histórica de ciudadanos de ambas nacionalidades entre los dos países, entre otros tantos.
“La agenda del gobierno paralelo en Venezuela fracasó de manera estrepitosa, y en términos estrictamente pragmáticos, Petro no necesita continuar el reconocimiento al fallido Guaidó y prolongar la pesada herencia del uribismo en sus relaciones con Venezuela”, afirmó el analista.
Durante la campaña electoral de cara a los comicios presidenciales, Gustavo Petro aseveró que restablecería las relaciones con Caracas luego de tres años de ruptura.
Tras el histórico resultado emanado de las urnas en el vecino país, Venezuela manifestó en un comunicado oficial la voluntad de trabajar en la construcción de una renovada etapa de relaciones con Colombia, sobre la base de la solidaridad, la cooperación y la paz entre ambos países.
En febrero de 2019, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, anunció la decisión de romper relaciones políticas y diplomáticas con Bogotá, al responsabilizar a la administración de Iván Duque de apoyar agresiones contra la nación bolivariana, en contubernio con Estados Unidos y la extrema derecha venezolana.
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