«Aquella reunión de él (Ribeiro) repartiendo dinero para un pastor es una vergüenza nacional», afirmó Lula durante una entrevista concedida a Radio Difusora, de Manaos (estado de Amazonas (noroeste).
La Policía Federal detuvo ayer al exministro, investigado por corrupción pasiva, prevaricación, abogacía administrativa y tráfico de influencia en un esquema para liberar fondos de la cartera.
También los pastores Gilmar Santos y Arilton Moura fueron objetivos de la operación policial y están arrestados, al actuar con alcaldes para obtener recursos del ministerio.
Un informe del periódico Folha de Sao Paulo dio a conocer el 21 de marzo un audio en el que Ribeiro dijo favorecer un pedido del mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro y de ayuntamientos de municipios vinculados a dos clérigos amigos del gobierno.
Ante el hecho, Lula defendió el «derecho a la defensa para todo el mundo», pero criticó la gestión de Ribeiro como ministro.
El derecho a la defensa es un valor monumental de la democracia en este país, y por eso no sé si se ha investigado, si tiene permiso de juez para arrestar, pero que era un mal ministro de Educación, era, reiteró.
«Creo que la prisión depende de la investigación, depende de las pruebas. No se puede detener porque se va a arrestar. No. ¿Tiene pruebas contra el ciudadano? ¿Está probado que él robó? Usted hace un proceso y de ahí la Justicia decide si va a arrestar o no», aclaró el exdirigente obrero.
Según un informe del alcalde Gilberto Braga, del municipio Luís Domingues, en el estado de Maranhão (nordeste), fue buscado en abril del año pasado, cuando estaba en Brasilia para asistir a un evento en el ministerio con la presencia de Ribeiro y varios corregidores.
Un grupo de 20 a 30 personas fue a comer a un restaurante y allí Braga señaló que fue interrogado por Moura sobre las demandas del municipio.
El pastor pidió el pago de 15 mil reales (unos tres mil dólares) «para presentar la solicitud» en Educación. Tras la liberación de los recursos, el religioso habría dicho que la autoridad debería darle además «un kilo de oro».
Otro alcalde, Kelton Pinheiro, del municipio Bonfinópolis, en el estado de Minas Gerais (sudeste), también corroboró detalles de una situación similar.
Aunque en una carta intenta apartarse del caso, en una conversación grabada, Ribeiro consintió que recibió un encargo de Bolsonaro para liberar recursos y dirigirlos a municipios vinculados a dos religiosos.
En la grabación apunta que se trata de «una petición especial del presidente de la República».
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