En horario vespertino, el jefe del gabinete en funciones sostendrá inicialmente encuentros con el titular del órgano legislativo, Nabih Berri, y el vicepresidente de la institución, Elias Bou Saab, antes de intercambiar con los bloques y representantes.
Según la agenda revelada, Miqati recibirá en consulta a las agrupaciones parlamentarias de Desarrollo y Liberación, Fuerte Republicano, Lealtad a la Resistencia, Encuentro Democrático, Moderación Nacional, Asociación Islámica, Independiente, Patria Humana y Proyecto Asociación.
Mañana tendrá encuentros con los diputados independientes, los bloques Fuerte Líbano y Armenio y con el Consejo Económico y Social.
Estas consultas en el Parlamento dan continuidad al proceso electoral iniciado el pasado 15 de mayo con la celebración de los comicios legislativos para designar a los 128 miembros del órgano.
A través de un comunicado, el Grupo de Apoyo Internacional para Líbano llamó a todos los actores políticos a la conformación del gabinete, pues la nación “no puede permitirse estancamientos ante los graves desafíos económicos y sociales”.
La entidad lanzada en 2013 instó a las autoridades ejecutivas y legislativas a trabajar en la integración del Consejo de Ministros para avanzar en la implementación de las reformas pendientes para aliviar el sufrimiento del pueblo libanés.
El grupo que reúne a las Naciones Unidas y los gobiernos de China, Francia, Alemania, Italia, Rusia, el Reino Unido y Estados Unidos, junto con la Unión Europea y la Liga Árabe, solicitó sentar una base sólida para una recuperación sostenible del país.
Por su parte, el miembro del Consejo Central de Hizbulah (Partido de Dios) Sheikh Nabil Qaouk exigió no desperdiciar más tiempo en intereses individuales y trabajar de conjunto para detener el colapso de la nación.
Líbano reconoce 18 confesiones de fe y el pacto nacional para la independencia de Francia en 1943 estableció que el presidente de la República debe ser cristiano maronita, el primer ministro musulmán sunita y el titular del Parlamento chiita.
Sin embargo, el acuerdo de Taif de 1989, que puso fin a la guerra civil libanesa (1975-1990), estableció una fórmula de reparto del poder basada en cuotas que otorga a cada una de las grandes comunidades religiosas (musulmana y cristiana) 64 puestos en el Parlamento.
El país de los cedros enfrenta una devaluación de la libra libanesa frente al dólar, altos precios en los combustibles, medicamentos y artículos de primera necesidad que arrastra a cuatro de cada cinco ciudadanos a la pobreza, según Naciones Unidas.
jf/yma