Sobreviven la mayor parte del año en los fiordos gracias a los deshielos, una mezcla de hielo marino y trozos de hielo glacial desprendendidos de los glaciares que terminan en el mar, precisaron los autores.
Añadieron que se apartan de la capa congelada flotante dos tercios del año, complementan su caza utilizando placas de hielo de agua dulce y son genéticamente distintos.
También se desplazan entre los fiordos cruzando el hielo interior y caminando por las montañas, remarcaron en el artículo.
Los investigadores, incluidos miembros de la Universidad de Washington y el Centro Nacional de Datos y Hielo, realizaron un seguimiento de estos animales en la zona durante siete años.
Combinaron sus nuevos datos con análisis genéticos y tres décadas de datos históricos de toda la costa oriental de Groenlandia, así como utilizaron los instrumentos a bordo de satélites para documentar el entorno de los fiordos y el hielo marino en alta mar.
«Sabíamos que había algunos osos en la zona por los registros históricos y el conocimiento indígena, pero no lo especiales que eran», explicó Kristin Laidre, especialista polar de la Universidad de Washington.
El hielo marino del sureste de Groenlandia –según el texto- se asemeja ahora a lo que los expertos esperan sean las condiciones del hielo en el noreste de Groenlandia a finales del siglo XXI debido al cambio climático.
Este pequeño grupo de osos polares, genéticamente distinto, utiliza estrategias que podrían ayudar a la especie a sobrevivir en un mundo que se calienta, aseveraron los implicados.
Advirtieron, en cambio, que el hielo de los glaciares no puede servir de hábitat a muchos osos, porque son relativamente pocos los lugares que arrojan grandes cantidades de hielo glaciar al océano.
La literatura considera probable que el número de osos polares disminuya en la mayor parte del Ártico, donde dependen exclusivamente del hielo marino.
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