Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cifra de enfermos con esta dolencia rebasó los cuatro mil 500.
Europa representa casi el 90 por ciento de los casos confirmados por laboratorio y notificados a nivel mundial desde mediados de mayo.
La mayoría son personas en las edades comprendidas entre 21 y 40 años, y el 99 por ciento hombres, siendo la mayoría de aquellos que mantienen relaciones íntimas con otros de igual sexo.
Ahora la alarma suena justo cuando aparecen casos en los hogares por contactos entre heterosexuales y vínculos no sexuales, así como en los niños.
«Los casos deben ser encontrados e investigados por un laboratorio, y los contactos deben ser identificados rápidamente, para que el riesgo de propagación pueda ser reducido», orientó la OMS.
Hasta la fecha, la presentación clínica de los casos de viruela del simio asociados con este brote es variable. Muchos casos en este brote no se presentan con el cuadro clínico descrito clásicamente para la viruela del simio (fiebre, ganglios linfáticos inflamados, seguidos de una erupción centrífuga en evolución).
Las características atípicas descritas incluyen presentación de solo unas pocas o incluso de una sola lesión, lesiones que comienzan en el área genital o perineal/perianal y no se extienden más.
También lesiones que aparecen en diferentes etapas (asincrónicas) de desarrollo, y la aparición de lesiones antes de la aparición de fiebre, malestar general y otros síntomas constitucionales.
“La presentación clínica generalmente se describe como leve y la mayoría de los casos tienen lesiones en los genitales o en el área perigenital, lo que indica que la transmisión probablemente ocurrió por contacto físico cercano durante las actividades sexuales”, subraya el informe del Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades.
La etapa de incubación de la viruela del mono suele ser de seis a 13 días, si bien puede oscilar entre cinco y 21 días, y lo más importante es que afecta a cualquier ser humano.
Dicha enfermedad es una zoonosis viral, endémica de zonas remotas de África central y occidental, que produce síntomas parecidos a los observados en la viruela humana en el pasado, aunque con manifestaciones menos severas, especificó la OMS.
La infección se produce por contacto directo con la sangre, los líquidos corporales o las lesiones de la piel o las mucosas de animales contagiados y no existen tratamientos ni vacunas específicas contra la afección.
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