El mandatario puertorriqueño, presidente del anexionista Partido Nuevo Progresista (PNP), hizo el reclamo como orador principal en los actos conmemorativos del 4 de Julio, en el municipio de Cataño, frente a la bahía de San Juan, maculado por la corrupción.
Enfocó su discurso en lo que llamó “la lucha por la igualdad de derechos para todos los ciudadanos americanos que residen en Puerto Rico, bajo los fundamentos democráticos constituidos sobre los principios de libertad, justicia e igualdad que le permitieron a Estados Unidos alcanzar la independencia”.
Puerto Rico está bajo dominación colonial de la nación norteña desde hace casi 124 años, cuando lo invadió en el marco de la Guerra Hispano-Cubana a finales del siglo XIX, y en 1917 le impuso la ciudadanía estadounidense para que los borricas sirvieran en la Primera Guerra Mundial.
Pierluisi recordó que por 123 años la bandera de Estados Unidos ha ondeado en esta tierra, y “desde hace 105 años somos ciudadanos americanos y, desde entonces, estamos inmersos en la lucha por la democracia plena”.
“No estamos dispuestos a conformarnos con solo parte de los derechos y oportunidades de esa ciudadanía, queremos la democracia total, no a medias“, afirmó el gobernante de Puerto Rico.
Consideró, además, “la contribución más importante que hemos hecho” las mujeres y los hombres puertorriqueños en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.
“Los nuestros han servido en todos los conflictos bélicos desde la Primera Guerra Mundial hasta el presente; también han estado ahí en tiempos de paz y en emergencias nacionales”, acotó Pierluisi, quien impulsa la anexión de Puerto Rico como el estado 51.
Al admitir que hay otras alternativas de estatus en las que uno pudiera tener democracia plena, “en la que vamos a tener la mejor calidad de vida todos los puertorriqueños, sin duda alguna, es la estadidad”.
El gobernante isleño, al igual que otros dirigentes anexionistas, no han conseguido obtener respaldo en Washington para la integración plena de Puerto Rico, objetivo del PNP desde su fundación en 1967.
A lo largo de poco más de medio siglo, cuando parecía que avanzaba la corriente anexionista, la corrupción gubernamental se ha convertido en un obstáculo en su camino hacia la anexión plena.
Mientras, las fuerzas independentistas y soberanistas se han fortalecido en los últimos años después de décadas de persecución y arrinconamiento por las fuerzas policiales estatales y federales.
Además, la situación empeoró para los aliados de Estados Unidos tras el colapso fiscal de Puerto Rico y la descalificación del Estado Libre Asociado (ELA) después de Washington engañar a la comunidad internacional de que se trataba de un estatus soberano.
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