La edición correspondiente a 2022 del Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo, publicada este miércoles por cinco agencias precisó que a nivel global el número de personas hambrientas aumentó en 46 millones en 2020 y en 150 millones a partir del inicio de la pandemia de la Covid-19.
Elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, el Programa Mundial de Alimentos, la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de la ONU para la Infancia, el estudio destacó también el avance de la pobreza extrema y la creciente desnutrición crónica.
Indicó que el número de personas afectadas por el hambre en el mundo llegó a 828 millones en 2021, o sea el 9,8 por ciento de la población mundial.
El texto lamentó las proyecciones para 2030, que apuntan a casi 670 millones de individuos todavía con hambre, incluso con una recuperación económica global.
Dicha cifra no está lejos al de los hambrientos en 2015, cuando se fijó la meta de poner fin al hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición para fines de esta década en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Los organismos explican que existe una crisis de alimentos por la afectación de las cadenas de suministro por los cada vez más frecuentes eventos climáticos extremos, sobre todo en los países de renta baja.
A esa situación se agrega la guerra en Ucrania, que involucra a dos de los mayores productores mundiales de cereales básicos, semillas oleaginosas y fertilizantes, una conflagración que altera los flujos de abastecimiento internacionales y eleva los precios de granos, fertilizantes, energía y productos elaborados.
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